Es en el norte de Perú a algunos pocos kilómetros de la frontera con Ecuador. Tiene playa y el agua una temperatura ideal para bañarse hasta el cuello durante muchas horas.
Se llama Mancora y el nombre del pueblo no es por ningún delantero; aunque bien me hace pensar en un centrodelantero que lleva diez fechas peleado con el arco y, sin embargo, el técnico que lo conoce desde las inferiores lo sigue confiando en el equipo titular. Hasta que uno llega a Mancora y es como hacer un gol. ¿Qué gol? Golazo!
La puerta de entrada a este pueblo peruano asegura que es un paraíso del turismo y del amor... del primero lo doy por seguro, pero de lo otro yo no me hago cargo.
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