La cuenca del lago Titicaca es un lugar de singularidad geográfica, ecológica, económica, política, histórica, humana y cultural.
El 60 por ciento del espejo de agua está del lado peruano y el 40 por ciento restante del lado boliviano. Existe una autoridad binacional para su manejo y control; sin embargo, la mayoría de las normas y el uso del lago está en consonancia con las fromas ancestrales anteriores a los estados republicanos y a la colonia española.
Se trata del lago navegable más alto del mundo (3810 metros sobre el nivel del mar) y el segundo más grande de Latinoamérica: 8500 km cuadrados. De largo cubre una distancia de 165 kilómetros y de ancho, en su apertura mayor, 60 kilómetros.
La diversidad de especies de aves y la fauna ictícola se mantiene en un delicado equilibrio ecológico. En cuanto a la variedad de peces están las especies autóctonas (carachi y suche) y una especie de trucha introducida para el consumo y el comercio. También fueron introducidos los animales domesticados: burro, cerdo, oveja y gallina.
Las poblaciones alrededor del lago tienen una economía de subsistencia, excepto Copacabana (Bolivia) y Puno (Perú) que han intensificado sus economías por el comercio y el turismo.
Los cerros parecen escalonados por el sistema de riego por terrazas que deswde tiempos incaicos se usa en esta zona de cultivos. En Bolivia, desde 1952 la tierra está dividida en parcelas (minifundios) de trabajo familiar en la cual se cultiva principalmente oca y más de mil tipos diferentes de papa. No existe el alambrado en Titicaca y nadie te viene con el cuento de que "por aquí no puedes pasar".
De acuerdo a los vestigios arqueológicos, el asentamiento humano pudo estar entre los 2 mil años antes de Cristo por incursiones de la cultura chiripa.
Luego fue una zona de influencia natural de los tiwanakotas hasta su desmembramiento y la conformación del imperio inca. El método de opresión política de los incas y luego de la colonia española dieron inventiva a la construcción de las islas flotantes como forma de escape.
Los pobladores del Titicaca actual, co0mo las culturas anteriores, lo reconocen como el lago sagrado, en el cual el hombre es simplemente una especie más dentro de la propia vida lacustre.
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